Pues
sí, también estuve de puente, excursiones locales y aprovechando el buen tiempo
que ya preocupa…parece increíble tener estos pensamientos pero no deberíamos
despistarnos. Así que, no divaguemos y vamos al tema, aquí os dejo unas líneas
de esa página nueve de un libro que me dejó alucinada por la actualidad del
tema y más cuando a priori no me entusiasmaba demasiado leerlo y al final, consiguió
conmoverme.
Os adelanto algunas líneas:
CAPÍTULO 1
“Barcelona,
27 de septiembre de 1933
—¿Ha escuchado alguna
vez silbar a los árboles en Tremolencs?
Carmen se escondió bajo
el ala de su gorro de fieltro granate y negó con la cabeza.
—Algún día la llevaré.
Cuando alzó la mirada
para buscar la suya, él ya no estaba allí. Había desaparecido del andén. Y, con
él, las dos parejas de mozos y ese hombre que se había cuadrado de forma
disciplinada cuando bajaron del tren. Como si hubiera sido un sueño. Como si
nada hubiera ocurrido en realidad. Como si aquella persona solo fuera producto
de un delirio. De una imaginación. Solo un deseo.
¿Cuánto hacía que no le
hablaban con esa ternura? ¿Cuánto que un hombre no apreciaba su rostro? ¿Cuánto
que alguien no se detenía un minuto a observar su inquietud y, como si la
sintiera propia, se preocupaba por ella?
Carmen pensó que quizá,
de ahora en adelante, serían los extraños los que se detuvieran en su tristeza.
Ahora serena. Ayer, agitada y soberbia. Había deseado tantas veces volver a ser
aquello que fue, que una conversación vacía era capaz de colmarla”.
Y
bien, ¿os suena?, ¿lo habéis leído o está entre los pendientes?. Sea como fuere
la próxima semana os descubro el título y alguna cosilla más.
Hasta
luego, Vela.
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