Hace
más de una década que se publicó el libro que os acerco hoy y creo que no ha
perdido frescura desde entonces probablemente porque mucho de los hechos que su
autora refleja está en la memoria colectiva.
El
libro comienza con un asesinato ocurrido en un cortijo extremeño, el principal
sospechoso es un pastor hijo de antiguos sirviente. Y así, empleando como base la
investigación del asesinato la autora lo entrelaza con la historia familiar
cargada de secretos, odios, venganzas, opresiones y sumisiones de una España
que en breve vivirá además los horrores de la Guerra Civil.
Dulce
Chacón nos acerca a una historia de señoritos y criados, ricos y pobres, las
miserias de la condición humana que provocan heridas, venganzas y odios
mortales. Quisiera detenerme especialmente en la forma narrativa elegida por la
autora, la cual, va alternando hábilmente la voz narradora de Antonio, ya
anciano, marido de una antigua sirvienta del cortijo y abuelo del principal
sospechoso con la narración en tercera persona de la historia familiar que van
aclarando al lector el origen de tanto rencor. Narraciones que desembocarán juntas
en la verdad.
Magistral
la narración de Antonio, don Antonio, como a él le gusta que le llamen, quien
contará y a la vez ocultará al inspector datos sobre la familia pero Dulce
Chacón no reproduce esos diálogos, sino que lo transforma en un soliloquio
donde Antonio va desgranando su vida mientras reflexiona sobre los sucesos del
pasado y así la autora, de manera sutil le da voz al pueblo, a la tierra, con
un lenguaje que recupera los vocablos, modismos de la zona en una época donde
no existían los recursos.
En
definitiva, se trata de una novela magnífica, llena de personajes corales que al
comienzo pueden confundir pero que van encajando como piezas de un perfecto puzle
en una narración original, compuesta a su vez de pequeñas historias
entrañables, duras y que nos invitan a reflexionar.
Hasta
luego, Vela.
Incluyo este título en el siguiente reto:
- Reto En Femenino: 3/15